Amanece estupendamente en Ouarzazate, sol pero sin calor y un viento muy agradable. Tras desayunar copiosamente en el hotel partimos retrocediendo algunos Km en busca de la kasba de Aït Ben Haddo, no sin antes hacer alguna parada para plasmar parte de la esencia que tiene este paisaje lunar de bastas llanuras y piedras negras. Esto no tiene nada que ver con lo visto anteriormente, pero sobre todo en el ámbito de las personas. Todo es mucho más pausado y la vida sigue un ritmo más bajo.
Pocos Km después, llegamos a Aït Ben Haddo, kasba donde se rodaron escenas de películas como Gladiator, Laurance de Arabia… La verdad es que impresiona pero a la vez pierde su esencia por lo turístico del entorno. Todo está concebido y acondicionado por y para el turismo. Toca remangarse y mojarnos los pies para pasar al otro lado del río que divide la zona de campings y restaurantes de la kasba. Nos negamos a hacerlo a lomos de un burro y pagar 20dh cada uno. Eso es para pijos! La kasba se recorre fácil, incluso algunos de sus habitantes te ofrecen pasar (con propina claro) a sus casas. Visitamos el enclave de forma pausada y tomándonos nuestro tiempo para tomar algunas fotos.
Abdul nos invita a ver su tienda y entre charlas nos invita a comer un delicioso tajine que prepararía su primo Hassan. Aprovechamos para resguardarnos puesto que empezaba a llover. Abdul es un joven nómada saharaui de 30 años y que habla español de forma fluida con algunos dejes. Nos cuenta cómo es la vida en el desierto a la vez que nos sirve un té, esta vez sin menta. Tras lavarnos las manos, ya en la mesa ,compartimos tajine con Abdul, Hassan y Abdil, un amigo de éstos. Éste nos ofrece kifi para fumar en una pequeña pipa.
Ellos comen con mucha prisa, aunque la comida queme mucho y por supuesto sin cubiertos. Nosotros haremos lo mismo. Una experiencia enriquecedora y un instante de generosidad que haría que muchos de nosotros nos avergonzáramos de compartir tan poco con lo mucho que tenemos. Nos despedimos, no sin antes comprar algunos detalles para la familia y nos volvemos hacia Ouarzazate que el tiempo se pone feo de nuevo. Otra vez llueve y cae la noche en Ouarzazate. ¿Mañana? Dios dirá. In s’hala!
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