17 de septiembre de 2010
Amanece despejado. Hoy es nuestro último día en Marrakech, mañana comienza la verdadera aventura. Desayunamos temprano como ayer en Djemaà. Hoy es festivo aquí y eso se debe notar. Al menos eso es lo que nos parece. La gente aparece poco a poco y todos mucho mejor vestidos y arreglados. La intención es visitar el barrio judío, la kasba y el Palacio El Badi. Perderse y volver a encontrarse, descubrir y sorprendernos.
El taller de un simpático pintor se convierte en escuela improvisada sobre escritura árabe y un acercamiento más real al marrakechí. Estamos de suerte y el buen hombre nos obsequia con sendos marcapáginas con nuestro nombre en árabe. Y todo ello sin pedir nada a cambio! La kasba es un auténtico circuito de carreras donde las motocicletas (principal vehículo de motor dentro de la medina) compiten por ser primeras en toda calle y esquina. Puestos de fruta, mecánicos y comercios se entremezclan sin casi seguir un orden.
El barrio judío o mellah conforman un entramado de estrechas y antiguas calles donde se respira un ambiente humilde, mucho más cercano y tranquilo. Nada que ver con los zocos cercanos a la plaza. Abdil, un muchacho saharaui y propietario de una herboristería nos habla y aconseja (acompañados de un té) sobre hierbas, destinos en nuestro viaje y sobre la vida misma.Quedamos encantados (y a la vez sorprendidos) ante tan alta muestra de generosidad y sinceridad y tan poco afán por hacer negocio.
El palacio «El Badi«, custodiado por varias cigüeñas ofrece una visita totalmente prescindible ya que todo está prácticamente en ruinas. Debemos guardar fuerzas. Cargar con el equipo y caminar durante todo el día nos hace reflexionar sobre la forma y velocidad con la que tratamos de abordar las cosas. Ya se sabe «la prisa mata». Mañana partimos hacia el sur, Ouarzazate en coche de alquiler. Toca despedirse de Marrakech, y que mejor forma que en Djemaà. Últimos retratos y tomas desde el «Café Panoramic«. La mente puesta en mañana, pero eso, eso será mañana.PD: «No guia amigo. Gratis, gratis!»
Desde la terraza
se divisa una estrella
la Koutubia y la plaza de Djemaà.
Sé que algún día volveremos,
vendrás a verla.
Hoy me faltas tu
para que sea completa la fiesta