8 de marzo de 2012
Amanece bastante fresco. Los -11ºC amenazan con fuerza. El traqueteo del tren dirección Sigulda me invita a dormir pero el paisaje -estamos cruzando un precioso parque natural- evita cualquier cabezada. Acurrucado buscando el sol de la ventana paso la mayor parte del trayecto.
Equivocarse es de sabios y yo lo hago equivocándome de parada del tren. Cosas de no entender el letón… Parada en ninguna parte. No, no es Sigulda sinó una pequeña agrupación de casitas de verano donde en esta época del año no viven mucha gente. Tan solo dos personas mayores que bajan del tren con su compra y yo deambulando por las helados y nevados caminos. Nadie, absolutamente nadie a quien preguntar. Ningún refugio donde guarecerme del frío y el próximo tren que no pasará hasta dentro de 4 horas. Mi destino se encuentra a 10 km con lo que llegar a pie por medio de la nieve y siguiendo la vía del tren no se presenta como la mejor opción.
Decido explorar y tratar de encontrar a alguien que al menos hable un poco de inglés. Sí! Lo he encontrado! Soy un tío con suerte! No solo lo encuentro, sinó que además acabamos haciendo tiempo tomando vodka en su pequeña y única tienda en toda la zona.
Janis, es un hombre de 58 años que regenta junto a su mujer el pequeño negocio. Él es medio ruso, medio letón pero vivió en Dinamarca durante 10 años. Grande, muy grande, bigote y ojos claros con una mirada tranquila y cálida. Entre café, vodka y risas pasamos el tiempo junto a una estufa de leña. Intercambiamos correos y nuestra dirección de skype. Janis, vuelve a acercarme a la pequeña parada de tren. Esta vez sí me dirijo dirección Sigulda. En mi memoria, una bonita historia para contar y compartir.
Sigulda es pintoresca, de casas bajas al estilo de Inglaterra, con sus jardines y tejados característicos. Mi pequeña historia impide que no pueda dedicar el tiempo necesario para recorrer y ver entera la pequeña población, con lo que trato de aprovechar el tiempo al máximo.
Aquí la gente hace ski de fondo, slalom y hockey… pero hay más bien poca gente por la calle. El frío se hace notar! Agoto mi tiempo callejeando y decido llegar con tiempo a la estación de tren para volver de nuevo a Riga. Son las 19.30 horas, Sergei, Zenta y mi hermana me esperar para cenar comida típica letona. Buenísimo!
Hoy es 8 de marzo y Letonia celebra el día de la mujer. Algo que también hacemos en España. Aquí es tradición que los chicos regalen flores a las mujeres que conocen. Todo el mundo las lleva, desde el más joven al más viejo. Yo también cumplí con la tradición y regalé una flor a Zenta.