Toca levantarse temprano, todo listo y preparado. Nos quedan al menos 15 minutos hasta la parada del autobús hacia el aeropuerto. Son apenas las 8 horas y quiero llegar con tiempo, desayunar y relajarme un poco.
Me acompaña mi hermana hasta el aeropuerto y allí desayunamos juntos, mientras hacemos tiempo para el control de seguridad.
Me hacen quitarme las botas, mostrar mi cámara fotográfica y quitar las ópticas… todo sin problemas.
Empiezo a escuchar a los primeros españoles que compartirán vuelo conmigo. Somos muy escandalosos y parece que siempre nos guste llamar la atención. Embarque y subida al avión. Esta vez viajo junto al pasillo pero no tengo a nadie en el sillón de al lado.
Llegada a Barcelona, recojo mis maletas y busco el autobús que me deje en la T1 para coger el tren hacia la estación de Sants. Mi tren hacia Alicante sale a las 15 horas y son ya las 13 horas.
Corro, hace mucho calor… hemos pasado de los 4ºC en Letonia a los 20ºC en España y parece que me falta el aire.
Tras algunos problemas y retratos, llego con la hora justa de comprar un bocata, saludar y dar 2 besos con prisas a Teresa y buscar mi vagón y asiento. 5 horas y 30 min después estoy por fin en Alicante. Necesito una ducha, tras más de 12 horas dando tumbos desde que salí, estoy reventado. Menos mal que ha venido Estefanía a regocerme :)
Y aquí termina mi diario de viaje por tierras bálticas, una experiencia muy recomendable y un lugar al que volver también en otras épocas del año.