… y volví a Marruecos como prometí hace tiempo pero antes de lo esperado. El destino, Fez, una de las ciudades imperiales de Marruecos y en pleno Ramadán con todo lo que ello implica para un no musulmán. La ciudad se muestra imponente, sus cerca de 1 millón de habitantes así lo atestiguan, y su medina todo un laberinto de calles, olores y colores donde perderse estuvo a la orden del día.
Viajar a un país musulmán en Ramadán ha sido toda una gratificante experiencia a pesar de encontrar algunos lugares cerrados. La medina de Fez se convierte en un hervidero de gente a medida que se acercan las 19h y la gente sale de sus casas para comprar, cocinar y prepararse para romper su ayuno diario. Por el día, caminar por ella se muestra tranquilo, mientras la gran mayoría de jóvenes, niños y mujeres duerme hasta bien entrada la mañana. Los carpinteros, alfareros, tenderos, carniceros y curtidores trabajan ininterrumpidamente sin beber, comer ni fumar nada. Solo algunos y debido al calor, se refrescan en fuentes y con pulverizadores improvisados de agua.
Bab Bou Jeloud, una de las principales puertas de entrada a la medina, Talaa Kebira y Talaa Sheguira, calles principales de la medina, se convierten pronto en nombres muy familiares para nosotros, pues serán éstos los que en caso de pérdida nos devolverían a nuestro Riad.
El impacto visual y cultural es total, la Ville Nouvelle o ciudad nueva de Fez, choca profundamente con la forma de vida en el interior de la medina. Qué decir para nosotros que venimos de Alicante! El tráfico rodado, a excepción de motocicletas y bicis, no entra dentro y serán los burros y mulas los que se encarguen de transportar todo tipo de alimentos y materiales.
El Palacio Real o Place Baghdadi, el Mellah o barrio Judío con su sinagoga y su grandísimo cementerio completaron un el recorrido por la ciudad. Sin olvidar para todo aquel que vaya, recomendar las vistas desde Borj Nord y las Tumbas Benimerines donde si el atardecer es bonito, se puede apreciar una extensísima panorámica de toda la medina. Sin duda alguna, 3 días se hicieron cortos.
Nos alojamos en Riad-Ahlam (todo un acierto de Estefanía), un precioso riad a menos de 200 metros del meollo y con la tranquilidad y silencio de las calles menos concurridas de la medina. Un servicio siempre atento y muy simpático y unas instalaciones limpísimas y cuidadas.
El resto de fotos, formarán y completarán el próximo viaje a Marruecos del 15 al 29 de septiembre y del que ya os pondré una reseña en el blog. En cuanto al equipo que he utilizado, éste se ha limitado (íbamos con equipaje de mano) a la 5D Mark II sin empuñadura, el 17-40L y el 70-200 2.8L.