29 de septiembre de 2010
Nos despedimos de Essaouira, rumbo a Marrakech, nos quedan por delante al menos 3 horas de coche. A medida que nos acercamos notamos como sube la temperatura y como el sol quema. Qué bien se estaba en la costa! Un par de paradas para comprar comida y poner gasolina y llegamos a Marrakech.
Hay que entregar el coche y recuperar el dinero de la fianza. Debemos buscar alojamiento y esta vez, lo más barato posible. Vamos a probar una nueva modalidad, la terraza del hotel que por 50Dh nos soluciona la papeleta. Quizá hoy más que nunca nos acordamos de los 400Dh de la multa.
Todo parece volver al principio, Djemaa y el Café Glacier como testigo de cómo empezó nuestro viaje y como el destino (y la huelga) hace que volvamos a encontrarnos en el punto de partida de nuestra aventura. Una tarde tranquila renunciando al alboroto y evitando el regateo pues estamos algo saturados como para «discutir».
Cena a las afueras de Djemaa cerca de la Kasba y vuelta al hotel a escribir y tratar de descansar. Mañana veremos como amanece y sobre todo intentaremos descubrir nuevas cosas de Marrakech.
Delante de un porro
tú y yo frente a frente
Djemaa, un horno
mente a mente.
Un té a la menta,
el hachís que se calienta
la última calada
que bien que sienta!
Punto y seguido
a un viaje que destaca.
Esta vez, no hay resaca.
Ya se sabe hermano:
La prisa mata y la pachorra, remata!